Limpieza de suelos contaminados, o remediación, es un proceso que tiene como objetivo reducir o eliminar contaminantes del suelo, devolviéndolo a un estado más seguro y saludable. Este proceso puede ser in situ (en el mismo lugar) o ex situ (en un lugar diferente) y se utiliza una variedad de técnicas, incluyendo la biorremediación, el lavado de suelos, la fitoestabilización, la oxidación química y la estabilización fisicoquímica. 

Técnicas de remediación de suelos contaminados:

• Biorremediación:

Utiliza microorganismos (bacterias, hongos) para degradar o transformar contaminantes en productos menos tóxicos. 

• Lavado de suelos:

Utiliza agua, soluciones acuosas de tensioactivos, biotensioactivos o disolventes orgánicos para separar los contaminantes del suelo. 

• Fitoestabilización:

Utiliza plantas para absorber, acumular o degradar contaminantes en el suelo. 

• Oxidación química:

Aplica agentes oxidantes (como peróxido de hidrógeno) para transformar contaminantes en compuestos menos tóxicos. 

• Estabilización fisicoquímica:

Utiliza sustancias solidificantes para reducir la movilidad y solubilidad de los contaminantes en el suelo. 

• Excavación:

Implica excavar y remover el suelo contaminado, seguido de su tratamiento o disposición en un lugar adecuado. 

• Desorción térmica:

Utiliza calor para vaporizar y separar los contaminantes volátiles del suelo. 

• Inyección de aire comprimido:

Ayuda a la evaporación y extracción de contaminantes volátiles. 

Ventajas de la remediación de suelos contaminados:

• Restablecer la salud de los ecosistemas:

Al eliminar contaminantes, se favorece la recuperación de la flora y fauna locales.

• Proteger la salud pública:

Reduce el riesgo de exposición a sustancias tóxicas y mejora la calidad de vida.

• Valorización del territorio:

Permite reutilizar terrenos degradados y crear oportunidades de desarrollo económico y social.